jueves, 14 de febrero de 2008

Módulo AMAD: Presentar Tema. Dimensión ideologica y el papel de los docentes

Un tema que me parece importante y tratado superficialmente en la sesión, es el de la dimensión ideológica de los materiales educativos y multimediales y el lugar que tenemos los docentes en el momento de su producción, análisis y/o utilización.

Como menciona Gutiérrez Martín: “nadie duda de que existen en la enseñanza formas distintas de presentar los mismos hechos”
[1], y esto es así, siempre.

Desde mi disciplina, la Historia, tan subjetiva porque está protagonizada por los hombres, debo “luchar con los libros” y los pocos —poquísimos— materiales multimedia que llegan a mis manos, la mayor parte de las veces con una visión parcial y recortada de la realidad que se quiere acercar a los chicos. Obvio es que la “realidad” no es una sola y que existen tantas como seres humanos con sus propias miradas. Pero, como señala el autor, la dimensión ideológica es fundamental porque es en ella en la que aparecen los valores y contravalores que quieren transmitirse a los niños, las representaciones de la sociedad, los estereotipos que ésta tiene. Todos los recursos son productos de una sociedad.

Muchas veces los docentes no tenemos en cuenta esta dimensión a la hora de poner en uso un material, sea didáctico o simplemente educativo. No lo analizamos exhaustivamente y corremos con el riesgo de imponer valores con los que no estamos de acuerdo. En nuestro país, el desarrollo de materiales didácticos es bastante pobre en cantidad y calidad, por lo que en ocasiones debemos utilizar materiales provenientes de otros países, cuyas miradas nada tienen que ver con nosotros y nuestros valores y nuestras enseñanzas.

Por eso, es tan importante analizar cabalmente el material a ser puesto en práctica y, quizás, en la medida de lo posible desarrollarlo uno mismo.


Este ítem, el de la dimensión ideológica, también se relaciona íntimamente con la teoría del aprendizaje que sustenta cualquier material didáctico. Y ahí va otro de los puntos que, a mi entender, es fundamental. Como señala P. Baumgartner en Cómo elegir una herramienta de gestión de contenido en función de un modelo de aprendizaje
[2], depende de qué modelo educativo elijamos o esté de acuerdo con nuestra ideología —transmitir conocimientos; adquirir, compilar y acumular conocimientos; desarrollar, inventar y crear cocimientos—, así será el material educativo y/o material didáctico que preparemos, desarrollemos o prefiramos. Entonces el nexo con las preguntas de Gutiérrez Martín: ¿Quién-hace-qué-para quién? y ¿Quién-utiliza-qué-para quién?

Es en este punto que quiero hacer hincapié. Cuando Gutiérrez Martín se pregunta ¿quién?, yo agregaría, ¿quién diseña?, ¿quién está por detrás del material didáctico?, ¿es un docente? o ¿es simplemente un programador al que alguien le dio una idea? Además, siguiendo al autor mencionado, el ¿para quién? resulta un elemento de suma importancia: ¿quién es el principal destinatario?, ¿qué edad tiene?, ¿cuáles son sus intereses?, ¿sus expectativas?, ¿a qué contexto pertenece, etc.? Pero ¿tienen en cuenta las “empresas” —sean éstas editoriales o las mismas escuelas que elaboran los materiales didácticos— estos elementos a la hora de elegir quién lo diseña y para quién? Mi respuesta es no.

Jordi Adell comenta que “la educación es más que poseer información: es también conocimiento y sabiduría, hábitos y valores. Y esto no viaja por las redes informáticas”
[3]. Podríamos recordar en esta frase el debate entre Alberdi y Sarmiento acerca de la instrucción y la educación[4]. De ahí el papel que nos corresponde a nosotros, los docentes, como los críticos pero también como los “productores” de los materiales con los que vamos a trabajar.

No quiero dejar de lado otros elementos como son la motivación y el diseño y la estética. Cuando analizamos algunos materiales didácticos multimediales observamos que rara vez éstos están “pensados” para atraer a los chicos, son lineales y carecen de una verdadera “atracción. La estética es pesada y se opta por la falta de color o los que se aplican son un verdadero colorinche que, en lugar de atraerlos, los espanta. Este punto también se relaciona con el lugar que ocupamos los docentes a la hora del análisis de los materiales.

Por todo lo dicho y para cerrar mi exposición es que quiero volver sobre el tema de la dimensión ideológica, tratado también por Theo van Leeuwen
[5] “Esto significa que al final tenemos no sólo una homogeneidad genérica y una globalización, sino también, además, una más profunda homogeneidad y globalización subyacentes, que incluye por supuesto, una homogeneidad y globalización ideológica: el problema es que esto no es fácilmente discernible. La ideología se ha quedado en el sustrato […]. Si eres una persona de esas que se congratula del fin de la “narrativa absoluta” y del “fin de la ideología”, reflexiona, tal vez se hayan quedado bajo tierra únicamente. Y si eres alguien que festeja la heteroglosia y los localismos contemporáneos, reflexiona, tal vez es solamente un maquillaje”.

[1] Gutiérrez Martín, A: Evaluación de la comunicación en las aplicaciones multimedia educativas, UNED, 2000.
[2] Baumgartner, Peter: Cómo elegir una herramienta de gestión de contenido en función de un modelo de aprendizaje. Disponible en: http://www.elearningeuropa.info/directory/index.php?page=doc&doc_id=6148&doclng=7

[3] Adell, Jordi: Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información. S/d.
[4] Alberdi, J. B. : Bases y puntos de partida….Plus Ultra. B.A. 1998. Y Sarmiento, D.F.: Obras completas. B.A. ,1949.
[5] Van Leeuwen, Theo: Heteroglosia programada: análisis crítico de un interfaz de ordenador. En: Martín Rojo, Luisa y Whittaker, Rachel (eds.) Poder decir o el poder de los discursos. Ed. Arrecife. Madrid, 1998.

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